La sexualidad de la pareja

La sexualidad es un regalo divino, diseñada para ser disfrutada dentro del marco del matrimonio, la unión prevista por Dios entre un hombre y una mujer. Fuera de este marco es una distorsión de su propósito y un riesgo para la salud holística de la persona. 

Cómo es la sexualidad en la pareja cristiana

Es importante enfatizar la importancia de una sexualidad saludable y responsable dentro del contexto de la pareja, con el compromiso de la exclusividad y fidelidad, en la que se respeten los límites y necesidades del otro. 

La comunicación honesta entre hombre y mujer en relación a la sexualidad permitirá un mejor entendimiento como vía para comprenderse y entender los deseos del otro en el contexto del amor y el respeto. 

La Biblia nos enseña que Dios creó al hombre y a la mujer con el propósito de que se unieran en matrimonio y formaran una unión íntima y duradera. La sexualidad es un don de Dios y un medio por el cual los cónyuges pueden expresar su amor el uno por el otro y unirse aún más íntimamente.

Génesis 2:24

La sexualidad bajo el prisma cristiano

La sexualidad es una parte integral del ser humano, de la creación de Dios con el propósito de que sea disfrutada y vivida en el marco del matrimonio, como una forma de expresión del amor y la intimidad. 

 

La Biblia nos enseña que debemos honrar a Dios con nuestro cuerpo y nuestra sexualidad (1 Corintios 6:19-20) y que debemos mantenernos alejados de la inmoralidad sexual (1 Tesalonicenses 4:3-5)

 

Jeremías 29:11, en este pasaje, Dios dice: «Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis».

Este versículo habla de la promesa de Dios de tener un plan para nuestras vidas que incluye paz y esperanza. Podemos relacionar esto con la sexualidad en el sentido de que, si seguimos el plan de Dios para nuestra vida, que incluye vivir nuestra sexualidad dentro del marco del matrimonio y con amor, respeto y responsabilidad, entonces podremos experimentar la paz y la felicidad que Dios tiene para nosotros.

En otras palabras, si vivimos nuestra sexualidad de acuerdo con los principios bíblicos, podemos confiar en que Dios está trabajando en nuestras vidas para nuestro bienestar, y podemos tener esperanza en que nuestras relaciones serán bendecidas y fortalecidas por la voluntad de Dios.

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.

Jeremías 29:11

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Dudas más comunes

La sexualidad es un regalo divino, diseñada para ser disfrutada dentro del marco del matrimonio, la unión prevista por Dios entre un hombre y una mujer. Fuera de este marco es una distorsión de su propósito y un riesgo para la salud holística de la persona. 

Es importante enfatizar la importancia de una sexualidad saludable y responsable dentro del contexto de la pareja, con el compromiso de la exclusividad y fidelidad, en la que se respeten los límites y necesidades del otro.

La comunicación honesta entre hombre y mujer en relación a la sexualidad permitirá un mejor entendimiento como vía para comprenderse y entender los deseos del otro en el contexto del amor y el respeto. 

En el Antiguo Testamento, el libro de Génesis (2:24) dice: «Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne». Esto indica que la unión sexual entre el hombre y la mujer en el matrimonio crea una unión única e íntima.

En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo en 1 Corintios 7:3-5 dice: «Que el marido cumpla con su esposa el deber conyugal, y asimismo la esposa con su marido. La mujer no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido autoridad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia».

Esto indica que el sexo es una responsabilidad mutua y que los cónyuges deben satisfacer las necesidades sexuales del otro. También sugiere que el sexo es una forma de unión y que negarse el uno al otro puede llevar a la tentación y a la infidelidad.

En resumen, la Biblia enfatiza la importancia del sexo dentro del matrimonio y de la responsabilidad mutua de satisfacer las necesidades sexuales del otro. También sugiere que el sexo es una forma de unión íntima entre los cónyuges y que es importante no negarse el uno al otro para evitar tentaciones y problemas.

La Biblia nos enseña que Dios creó al hombre y a la mujer con el propósito de que se unieran en matrimonio y formaran una unión íntima y duradera (Génesis 2:24). La sexualidad es un don de Dios y un medio por el cual los cónyuges pueden expresar su amor el uno por el otro y unirse aún más íntimamente.

Además, la sexualidad también tiene un propósito reproductivo, permitiendo que la vida se perpetúe. Sin embargo, la procreación no es el único propósito de la sexualidad, ya que también es una fuente de placer y satisfacción mutua para los cónyuges.

En resumen, el propósito de Dios para la sexualidad es que sea una bendición y una expresión de amor y unidad dentro del matrimonio, así como un medio para la perpetuación de la vida. Es importante vivir la sexualidad en el marco del amor, el respeto y la responsabilidad, y respetar los límites y necesidades del otro.

La sexualidad es una parte integral del ser humano, de la creación de Dios con el propósito de que sea disfrutada y vivida en el marco del matrimonio, como una forma de expresión del amor y la intimidad. 

La Biblia nos enseña que debemos honrar a Dios con nuestro cuerpo y nuestra sexualidad (1 Corintios 6:19-20) y que debemos mantenernos alejados de la inmoralidad sexual (1 Tesalonicenses 4:3-5)

Jeremías 29:11. En este pasaje, Dios dice: «Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis».

Este versículo habla de la promesa de Dios de tener un plan para nuestras vidas que incluye paz y esperanza. Podemos relacionar esto con la sexualidad en el sentido de que, si seguimos el plan de Dios para nuestra vida, que incluye vivir nuestra sexualidad dentro del marco del matrimonio y con amor, respeto y responsabilidad, entonces podremos experimentar la paz y la felicidad que Dios tiene para nosotros.

En otras palabras, si vivimos nuestra sexualidad de acuerdo con los principios bíblicos, podemos confiar en que Dios está trabajando en nuestras vidas para nuestro bienestar, y podemos tener esperanza en que nuestras relaciones serán bendecidas y fortalecidas por la voluntad de Dios.

Seguir a Jesús implica vivir una vida de amor y servicio a Dios y a los demás. En el contexto de la sexualidad, seguir a Jesús exige que vivamos nuestra sexualidad de acuerdo con los principios bíblicos y los valores cristianos, y que nos esforcemos por mantener una vida sexual saludable y respetuosa.

Entre las cosas que se esperan de nosotros en términos de sexualidad, como seguidores de Jesús, se encuentran:

  • La abstinencia antes del matrimonio: la Biblia enseña que la actividad sexual debe ser reservada para el matrimonio. Por lo tanto, seguir a Jesús implica abstenerse de la actividad sexual antes del matrimonio.
  • La fidelidad dentro del matrimonio: seguir a Jesús implica ser fiel a nuestra pareja dentro del matrimonio y no tener relaciones sexuales fuera del matrimonio.
  • La honradez y el respeto: seguir a Jesús implica ser honesto y respetuoso con nuestra pareja en el ámbito sexual, y no hacer nada que pudiera ser perjudicial para nuestra relación.
  • La responsabilidad: seguir a Jesús implica tomar responsabilidad por nuestra salud sexual y la de nuestra pareja, incluyendo el uso adecuado de los métodos anticonceptivos y la prevención de enfermedades de transmisión sexual.

 

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